Hace ya tres semanas que volvimos del campamento y ya iba siendo hora de contar un poquito de lo que hicimos, si seguís leyendo os enteraréis:
Fuimos a Quintanilla Vivar con la intención de echar una mano a Kotick, la foca blanca, pues su pueblo estaba siendo amenazado por unos cazadores. Una vez allí, recibimos un mensaje en el que nos decía que lo primero era conocer el lugar, así que hicimos una descubierta en la que aprendimos de todo (menos lo que comieron doña Carmen y don Faustino…). Además nos decía que estuviéramos atentos para localizar a la nueva especie que había en el pueblo, unos peces de tierra y culebrillas que pescamos con nuestras cañas, en ellos, Kotick había escrito un mensaje diciéndonos que debíamos aprender del pueblo esquimal, que vive en armonía con la naturaleza (y con las focas, claro).
Para aprender más sobre los esquimales, construimos unos iglús con ladrillos de arcilla, unos con más pericia que otros, pero pudimos terminarlos con éxito. Esa misma tarde, recibimos una tarjeta de memoria en la que había fotos de los cazadores, y un vídeo en el que hablaban de que estaban hartos de la sopa de trucha, y tenían ganas de comer foca.
Tras decidir que el plan más seguro para salvar a Kotick era enseñarles a comer sano y variado, Hathi (que sabe mucho del buen comer) nos enseñó la pirámide de los alimentos, y por seisenas, preparamos una carta para los cazadores, un mural para que vieran cómo es la pirámide, y un menú completo, para que no les diera pereza comer sano.
Hasta que recibimos el último mensaje de Kotick, que estaba encerrado en un bloque de hielo. En él nos agradecía que la hubiéramos ayudado tan bien y que la hubiéramos salvado de su destino.
Aparte de todo esto, hemos jugado mucho, también con los ranger, que nos prepararon una casa del terror de la que alguno salió muy asustado de lo bien hecha que estaba. También participamos de la misa y la procesión con los lugareños, y el último día preparamos una velada con actuaciones y todo.
Buena Caza y Largas Lunas