“En la Sallejam, la noche anterior a su comienzo, nos quedamos a dormir en la base los coordinadores, con la mala suerte de que a las 7:00 de la mañana suena el despertador de una trabajadora que se le había olvidado apagarlo. Al ir a silenciarlo, vió unas 10 llamadas del Grupo Scout de Paterna, que llevaban 2 horas esperando en la puerta de La Salle….por el patio se oían verdaderos abucheos y chiflidos….casi nos damos la vuelta.
Y si esto fuera poco, al abrir el Colegio para que descansaran….saltó la alarma…¡Madre mía que apuro! Un mal comienzo para una gran encuentro” ELENA
“Cuando empecé de responsa¬ble con 18 años, en mi primer campa¬mento de Respon tenía que ir a Trespa¬derne a hacer la compra. Una pionera se me acercó y me pidió que le comprara compresas sin alas, hasta ahí parecía fá¬cil, pero…. Qué gran sorpresa cuando llego al mostrador de productos íntimos femeninos y descubro que existe una gran cantidad de colores, marcas, gotas, flujos… después de 15 minutos miran¬do cajas cojo una, voy a la caja y me pregunta la dependienta ¿estás seguro de que quieres salva slips? A lo cual no me quedó otra reconocer que yo lo que quería eran compresas sin alas. Ahora, lo que más me sonrojó fue el cachondeo de la cola de marujas que tenia detrás. No me he visto en otra igual” PACO.
“Estando de campamento de Semana Santa con mi Clan por Picos de Europa íbamos en un Ford fiesta en cual para arrancarlo había que tocar la bo¬cina y llegamos a Cain, donde comienza la Ruta del Cares, a la 1 de la mañana con tan mala suerte que se nos paró el coche en medio del pueblo. Para arrancarlo montamos un escándalo terrible en un paraje encantador… con la consiguiente aparición de los vecinos cercanos. ¡No se me veían mis co¬lores porque era de noche!” TAJO.
“En el Camino de Santiago siendo pio¬nero, en un albergue hice el payaso para inten¬tar “ligar” con una caminante y al intentar pa¬sar por encima de un banco me caí al suelo… Un ridículo importante” CÉSAR.
“El día que más vergüenza pasé mien¬tras hacía el payaso fue en una salida con los padres del grupo en Pineda de la Sierra. Yo era nuevo en el Kraal y conocía a pocos padres. Un par de responsables me dijeron que tenía que cantar y bailar el “chivirichá”. No recordaba la canción y la fui improvisando. Mientras la im¬provisaba e intentaba que la gente no se diera cuenta que no me la sabía, los dos respon¬sables que me dijeron que tenía que hacerlo estaban muertos de risa viendo lo mal que lo pasaba…” PITU.
“He de decir, antes que nada, que esta anécdota vergonzosa la compartimos mi hermana y yo en unión fraternal. Todo sucedió horas antes del campamento de verano del año pasado cuan¬do ésta y yo, vestida con un pijama a rayas muy gracioso y las zapatillas de estar por casa, baja¬mos al sótano para coger las mochilas y la ropa del campa. Al entrar en el ascensor con todo lo nece¬sario, no nos dimos cuenta de que una de las tiras de la mochila se había quedado enganchada a la puerta, con lo que al darle al botón, se colgó el ascensor a poco menos de un me¬tro del bajo. Como es lógico en estos casos gritamos pidiendo rescate y llamando a la campanita del ascensor, ya que ninguna de las dos habíamos bajado el móvil. Al cabo de un rato largo, nos oyeron unos vecinos del primer piso, que procedieron a llamar al técnico, mientras un batallón de niños pequeños (sus hijos) bajó a reírse de nosotras. Yo había convertido el ascensor en un ropero con el fin de encontrar algo más decente que mi pijama gracioso para presentarme ante los rescatadores. Al final, todo quedo en unas carcajadas y una gran lección: no bajéis nunca al sótano sin móvil porque te puedes quedar sin campamento” DOLORES y RAKSHA.