Los Ranger ya estamos de vuelta sanos y salvos después de nuestras aventuras por la Tierra Media, ¡y no volvemos con las manos vacías! Nos traemos parte del tesoro que nos correspondía por echar una mano a los enanos. Pero vamos paso a paso, que os contaremos el desenlace de nuestra aventura.
Todo comenzó después de que hubiésemos conseguido escapar de las montañas nubladas, huyendo de los Trasgos, Gollum y demás bichos raros, menos mal que nos echaron una mano las Águilas. El jueves pasamos el primer día en el bosque negro tranquilamente, jugamos mucho, aprendimos a hacer huevos de Pascua con mucho estilo y conocimos una causa de la pobreza en el comercio, y lo que era el comercio justo. El caso es que la noche se nos complico, porque unas arañas gigantes capturaron a los enanos, y tuvimos que echar una mano a Bilbo con su anillo mágico para rescatarles en medio de la oscuridad del bosque.
Al día siguiente ya decididos, partimos a la Montaña Solitaria en busca de nuestro tesoro, pero con miedo del Dragón Smaug, que allí habitaba. Fue un duro camino pero conseguimos llegar y allí la naturaleza nos contó que el Dragón había sido eliminado por fín, así que el tesoro era definitivamente nuestro. ¡Pero nuestro gozo en un pozo! Ese mismo día se produjo una tremenda batalla entre los Enanos, Hombres, Elfos, Trasgos y Wargos, porque todos reclamamos nuestra parte; así que armados mediante nuestra imaginación y un par de dados libramos una cruenta batalla, que no consiguió decidirse. Al final decidimos que lo mejor para todos era repartirnos el botín, pues allí había para todos. Y con nuestra parte lo celebramos por todo lo alto con las mejores actuaciones, canciones y bailes de la Tierra Media.
El sábado, ya con más tranquilidad después de tanto ajetreo ya nos dedicamos a reflexionar todo lo acontecido en nuestra aventura y la actitud de cada uno en el Tercer Consejo. Esa tarde 4 integrantes de la Tropa: Naia, Mónica, Iñigo y Pablo, decidieron formular su Compromiso y pasar a formar parte del Consejo de Honor, siguiendo con su camino, enhorabuena para ellos. Conocimos lo que es la Semana Santa y aprendimos un nuevo deporte, el frisball.
Pero no acabo todo ahí, porque la última noche, montados junto con los Lobatos y Rutas en el autobús de vuelta, este se averió sumergiéndonos en un mundo imaginario por donde tuvimos que vagar, hasta conseguir demostrar la existencia de un fantasma y poder salir de allí. Así que decidimos volver a Burgos al día siguiente domingo, después de dejarlo todo recogidito, muy cansados, algo empapados, pero con ganas de empezar una nueva aventura.
Aquí tenéis algunas fotos del campamento, en breve subiremos más.
Nos vemos en la próxima. Buena Caza.