El veranito se acaba, y con ello el moreno de nuestros cuerpos, las tardes sin hacer nada, despertarnos a la una… Bueno, no todos, que algunos tienen que trabajar y dedicarse a otras cosillas. Los Rutas del Clan Glymur estamos aquí de vuelta para contaros nuestras aventurillas por el campamento. Aunque como muchos de vosotros sabréis no pudimos ir todos los miembros del Clan desde el principio del campamento, hemos tenido también nuestra pequeña representación. Sara fue desde el primer día para ayudar en todo lo que pudiese, ha sido el magnífico Chamán del campamento, ambientando las aventuras que tenían que vivir los lobatos y, en alguna que otra ocasión, los demás miembros del grupo. También estuvo ayudando a los Respons de Lobatos, les acompañó hasta que el resto del Clan llegó, se fue con ellos de marcha, participaba en sus actividades…
Diego también fue desde el principio, como jefe de campa estuvo un poco atareadillo con las típicas cosas pero también estuvo ayudando en Pioneros con las distintas actividades que estos tenían preparadas. Vivió una gran marcha con ellos, y unos estupendos días en el campa.
Al poco de que las ramas llegaran de sus marchas Miguel y Rafa llegaron al campamento, para ser más exactos el día 23 por la tarde, Guada llegó el 24 por la mañana. Ese mismo día dedicamos unas horillas a ayudar por el campa haciendo diversas cosillas como colgar el cartel del P.H., recoger un poco cocina y el comedor, ayudar a hacer la comida, recoger los costeros… por la tarde tuvimos nuestra propia actividad en la que acabamos empapados de agua y manchadísimos de pintura después de una pequeña guerrilla que tuvimos. Por la noche estuvimos hablando de cómo iba a ser nuestro Robinson, que tendríamos que reflexionar, como lo íbamos a pasar…
El día 25 fue el esperado Día de Padres (aunque no para alguno de nosotros, que hacía muy poco que habíamos visto a los nuestros), pasamos un agradable día y por la noche nos tocó una actividad con los Pioneros en la que les teníamos que explicar más o menos en lo que consiste la etapa Ruta. Después de la actividad y ya en nuestra tienda decidimos, entre varias opciones que nos daba Diego, dónde queríamos irnos de Robinson puesto que a la mañana siguiente comenzaríamos nuestra propia aventura personal.
El primero en levantarse a la mañana siguiente fue Rafa, que partió el primero a su destino. Sara iría más tarde, luego Guada y por último Miguel, no muy lejos del campamento. No supimos grandes noticias unos de otros salvo lo poco que también sabía Diego que nos contó cuando nos vino a visitar. Cada uno ubicado ya en la zona donde iba a dormir, tuvimos que hacer, o por lo menos empezar, ya que lleva mucho trabajo y muchas horas, nuestro Proyecto Personal de Vida, para el cual Diego nos había dejado sobres con diferentes ámbitos de la vida y con textos que hacían pensar y reflexionar mucho. Después de una noche apartados, conviviendo con la naturaleza y oyendo todo tipo de sonidos (incluso alguno que no habíamos oído en la vida) quedamos por la noche en la Ermita de Don Pelayo donde empezaríamos la marcha cuatro de los cinco miembros (todavía quedaba alguna revisión de examen al que acudir), allí vivaqueamos y vimos un precioso amanecer desde lo alto del valle, desde ahí partimos caminando hacía el campamento.
El día 28 nos volvimos a juntar todos y llegamos al campamento justo para ducharnos y descansar un poquillo, porque por la noche nos tocaba reflexionar.
Por lo pronto decir que todos hemos coincidido en que el Robinson a sido una experiencia única e inigualable (aunque alguno se fuera al campamento a dormir porque no soportaba estar solo de noche por el monte), nos ha servido no solo para conocer lo que es vivir solo un día en la naturaleza, sino para conocernos también a nosotros mismos y darnos cuenta de muchas cosas, incluso también para crecer un poco más…
El 29 fue un día agotador, como en todos los campamentos, donde la prioridad es recoger y dejar el sitio mejor de cómo lo encontramos siempre… nos pasamos el día entre fregoteos, batidas, recogidas y demás… Aunque también tuvimos que parar de trabajar durante un rato para convertirnos en la tribu Mandinga de la cual huían los Lobatos, estuvimos esperándoles en nuestro entorno rodeados de árboles, hojas, ramas y tierra hasta que llegaron a nuestro encuentro para hermanarse con nosotros. Nos contaron que después de todo el campamento habían aprendido una lección muy sabia y sencilla, que no todo es lo que parece y que hay que respetar las cosas como son, aprender a cuidarlas y no destrozarlas. Después de eso nos fuimos todos juntos y alegres de nuevo al campamento y pasamos una tarde muy agradable rodeados de magos, hechiceros, malabaristas y domadores.
Esa noche cenamos todos juntos hablando de todo y disfrutando de las pocas horas que nos quedaban en la campa. Después de la cena llegaron los pasos, y entre abrazos, risas y alguna que otra lagrimilla nos fuimos a la camita. =)
A la mañana siguiente solo quedaba quitar las tiendas, tapar letrinas, sumideros…, quitar alguna que otra construcción y cagar los camiones. Y tras el Adiós Scout, montarnos en los coches y autobuses y de vuelta a Burgos y a la vida normal. En la base, como es raro, nos toco vaciar los camiones y ordenar cada cosa en su sitio.
Y después de un campamento, corto para unos, pero muy intenso, a casita a seguir disfrutando de las vacaciones que nos quedan.
Con ganas de volver por estos sitios de nuevo, nos despedimos, los mandingas de la Tribu Glymur.